Dado que eres (me tomo el placer de tutearte) un ser omnipresente, he dicidido escribirte esta carta... una más entre millones de las que tendrás que haber recibido a lo largo de los siglos.
Quería agradecerte muchas cosas, entre otras, las cientos de vidas que te has llevado a lo largo de los años. Entiendo que te sientas muy solo y hayas decidido arrebatarle la vida a personas inocentes. Pero lo que me mata de verdad es ver el mundo que tan perfectamente has creado y que tanto amas. No solo en tu nombre han habido cruzadas que han acabado con cientos de miles de vidas, vidas cristianas, vidas musulmanas que han muerto en tu honor. No solo han habido una serie de catastrofes naturales que luego me tomaré el placer de mencionar. ¡No! Sino que en tu nombre hemos tenido monarcas tiranos, vivido en poder del retraso que la iglesia nos ha impuesto, injusticias machistas, atentados, guerras. Por no hablar de la colonización de América... Cuenta la vida de los indigenas que murieron a manos de, por desgracia, mis antepasados.
Pero lo que más tengo que agradecerte es que sigas sentado en tu trono, observando nuestras miserables vidas, sin hacer nada al respecto. Agradezco mucho las vidas que has quitado de mi lado, los apoyos de los que me has privado; amigos, familiares...
Me pregunto si verdaderamente existe un cielo, o si Lucifer está observando el mundo que tenemos a nuestros pies. Incluso debo admitir, que no creo en ti.
Te escribo esta carta, porque he perdido toda razón que me quedaba. Después del terromoto en Haití, de las inundaciones en la isla de Madeira, después del terremoto que tuvo lugar en Chile, y de ese movimiento sismico en Salta (Argentina), tormentas en Europa con olas gigantes en el Mar Mediterráneo, sin olvidarnos de otro terremoto en Taiwán, o el sismo ocurrido en Sumatra.
Después todas estas catastrofes naturales ocurridas en menos de un año, no tengo razón. Tampoco la quiero tener.
Después todos los casos de corrupción, todas las injusticias a la clase trabajadora... prefiero actuar como un loco.
Mi muy apreciado Señor benevolente, al que tanto rezamos... Quería decirte, da igual lo que nos eches.
Quería que supieras que seremos la raza más estúpida, más insensata, más egoista, más violenta y seguramente somos los que menos nos merecemos vivir en tu mundo, pero no te será fácil acabar con nosotros. Porque si mandas un terremoto, nuestras manos se unirán. Porque si mandas un tsunami, enviaremos ayudas, para salvar a las personas, que aún tengan la fuerza y la voluntad de enfrentarte. Porque puedes mandar las plagas bíblicas, que seguiremos en pie. Porque da igual de dónde seamos; España, Argentina, Colombia, Chile, Perú, México, Guatemala, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Dinamarca, Italia, Rusia, Guinea, Marruecos, ... y podría seguir nombrando todos los países de este mundo. Porque, seamos de donde seamos, ahí estaremos para demostrarte que, al fin y al cabo, cuando llega el momento de la verdad, somos uno.
Querido "Dios", ya no creo en ti, creo en nosotros, en nuestros actos.
Atentamente,
Las victimas del mundo.
Por J.T.R.