domingo, 12 de diciembre de 2010

Un nuevo día:

Comienza a hacerse de día, es algo que me aterra desde hace tiempo.

Me aterra despertar. Intento concentrarme con todas mis fuerzas, dejo que el despertador suene.

Mis ojos siguen cerrados.

Y a pesar de los rayos de luz que penetran por mi ventana minuto a minuto, yo permanezco con mis ojos cerrados intentando concentrarme en ti.  Mi corazón late un poco más fuerte ahora, con el mecer de tus brazos. Mi respiración no resulta tan forzada, con el susurro que me transporta el viento.

Mis ojos luchan por no abrirse.

Suena irónico que la única manera que tengo para hacerte realidad sea en un sueño, ¿No?

Rezo en sueños para que el día me deje tranquilo, para que el día nos deje a los dos tranquilo. Sé que si los abro, te irás, te alejaras otra vez de mí, como ayer, como la semana pasada, como el año pasado… y al abrir los ojos, es como si no pudiera ver. Veo a miles de personas, pero si no estás tú, me siento tan solo… Escucho voces, que el viento arrastra hacia mis oídos, pero ninguna voz logra quedarse en mí, no si no es tu voz la que es arrastrada.

El Sol golpea fuerte.

Se me escapa una lágrima que se desliza por mi rostro.

Sólo un minuto más… Sólo quiero verte un minuto más.

Vuelvo a concentrarme en ti, vuelvo a centrar mi atención en esa tranquilidad que tú me aportas. Olvido la luz, y en la oscuridad, es donde te veo, y todo es más claro. Sigo acurrucado a tu lado, tus brazos siguen rodeándome, dándome el calor que unas mantas no pueden ofrecerme, hablándome, llenándome de una manera que ningún alimento podría brindarme.

Y no sé por qué, pero me confío. Mi estupidez es tan grande a veces… Pierdo el control de mis ojos. <<Perdóname>> -  te grito entre lagrimas mientras te vas desvaneciendo - << Lo siento mucho…yo…yo no quería. >>

Y al mismo compás que mis ojos van abriéndose hacia un nuevo día, tú vas desapareciendo y por mucho que intente aferrarte, te me escapas. ¿Por qué no puedo cerrarlos?

Ya es tarde. Todo es de color blanco, un blanco iluminado por la intensa luz del Sol. ¿Entonces por qué todo es tan sombrío?

Entonces, recuerdo… Recuerdo cada parte de tu cuerpo al detalle; cada lunar, cada cicatriz de cuando te caíste de pequeña, cada centímetro de tu cuerpo. Te he soñado tantas veces, te he observado tanto, que sé exactamente como eres. Sé a qué medida te cortas las uñas y lo largo que tienes el pelo. Sé que muela del juicio es la que te está doliendo y cuál es la que aún no te ha salido.  Y a pesar del Sol, a pesar de estar despierto, veo tus brazos, rodeándome dulcemente. A pesar de todo, tu cabeza se apoya en mi pecho. ¡Recuerdo hasta cuánto pesa! Y siento ese peso. Y jamás me había sentido tan ligero…


Siento tu sonrisa…

A lo mejor es hora de despertar…


Por J.T.R.

No hay comentarios:

Publicar un comentario