lunes, 17 de enero de 2011

Soy inteligente porque sé sumar:

Ayer hablaba con un amigo de ciencias sobre un artículo que habíamos visto sobre Juan José Millás que hablaba acerca de la inteligencia humana. De pronto y sin quererlo acabamos discutiendo sobre quién era más inteligente, si los de letras – al igual que yo – o los de ciencias – como mi amigo -. Este amigo mío insinuó que las asignaturas que dábamos en letras no eran tan difíciles y no servían tanto como las de ciencias. Que por ejemplo Literatura, Historia o Filosofía no daban nada de provecho y que por el contrario, asignaturas como Matemáticas, Física o Biología eran más útiles e incluso salvaban vidas. Se atrevió a decir que las personas de ciencias hacen que el mundo avance mientras que los de letras somos unos bohemios. Al parecer si sabes sumar y restar eres inteligente mientras que si escribes bien, eres original y captas las cosas con facilidad, solo eres un bohemio con cualidades.

Abatido, intenté olvidar la discusión camino de mi casa. Me sentía un estúpido, un ignorante y me reproché a mi mismo no haber sido un tipo inteligente, un chico de ciencias. Cansado, decidí sentarme en un banco cercano al instituto en el que estudio y observé a un grupo de estudiantes con una calculadora. Me pregunté entonces que les hacía más inteligentes.
Recordé entonces a muchos hombres de ciencias, a muchas personas inteligentes, como por ejemplo a J. Robert Oppenheimer, el fue un físico muy importante y el director científico del “Proyecto Manhattan”. Gracias a él miles de personas fallecieron por la bomba atómica.  

Luego pensé en Platón, Kant,  Homero, Pablo Neruda, Cervantes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, entre otros. Gracias a filósofos y escritores como ellos conocemos el comportamiento de nuestros antepasados, sabemos expresarnos y pensar por nosotros mismos. Gracias a pensadores – de letras – como Montesquieu, Rousseau o el mismo John Locke ahora mismo podemos decir que disfrutamos de derechos como seres humanos y gracias a los obreros – estos ni de letras ni de ciencias, simplemente seres humanos – ahora tenemos una serie de derechos como trabajadores.

Claro que la ciencia es importante, pero mientras que los de ciencias nos enseñan que hacer, nosotros, los de letras les enseñamos como, por qué y el qué se hace.  Nosotros, los de letras, les explicamos los errores humanos como el holocausto o el “Proyecto Manhattan” a través de la historia. Nosotros, los de letras, les hacemos entender, mediante la ética y la filosofía por qué hay ciertas cosas que no se pueden hacer, ya que dañan los derechos humanos. Nosotros, los de letras, hacemos soñar mediante la literatura. Damos esperanzas y logramos que el mundo avance por la lucha de los sueños y por una vida mejor. Y eso, queridos amigos, no lo consiguen las calculadores, ni los experimentos, ni una televisión de última generación. Eso lo consiguen las ideas, las palabras bien expresadas. Eso que bohemios como yo, sabemos hacer.

Ahora puedo decir, que soy de letras, puedo decir que los pensamientos fluyen a través del mundo gracias a gente como yo. Soy útil; transmito mensajes, movilizo a las personas, se escucharlas y hablarles, puedo acelerar un corazón con un poema y dejar en tensión a alguien con una historia de suspense.

Existen aparatos – que no son considerados inteligentes – para ayudar en las sumas y en las restas, multiplicaciones, divisiones, raíces cuadradas, ecuaciones, etc. Pero no existe ninguna máquina que pueda expresar tus sentimientos, ideas o pensamientos de forma que puedan llegar a los demás.

Yo hago avanzar al mundo, tú, querido amigo de ciencias, sólo pones a mi alcance las herramientas necesarias.

Como bien dijo Juan José Millás en el artículo, “hay muchas clases de inteligencia” y el examen que debemos aprobar para saber cuán inteligentes somos es la vida.

Por J.T.R.

2 comentarios:

  1. Me sorprende lo que dices. ¿Quien no sabe sumar, restar o multiplicar hoy en día? En cambio, escribir bien, saber transmitir con la palabra y que a la gente le interese lo que cuentas, es algo que está al alcance de muy pocos y que a mi modo de ver, en nada tiene que ver con la decisión que tomes a la hora de elegir bachillerato o la carrera profesional que desempeñes. Yo soy de ciencias, pero prefiero escribir que "hacer cuentas". En mi opinión, la inteligencia es mucho más compleja que todo esto.

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  2. Y es muy cierto. Hablo más que de la realidad en este asunto, de la perspectiva de los estudiantes e incluso he oído de algún profesor que ha infravalorado las asignaturas de bachillerato. Pero tienes toda la razón del mundo, la inteligencia es más compleja que las asignaturas que se te den bien o no.

    ¡Un saludo!

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